Ingenieros en Japón han redoblado sus esfuerzos para enfriar un tercer reactor en la planta nuclear de Daiichi, en Fukushima -cerca de Tokio-, que acaba de sufrir una segunda explosión tras sufrir el impacto del terremoto.
El gobierno admitió que las barras de combustible en el reactor número dos podrían verse comprometidas, al fundirse por el calor.
Por eso, explicó, nuevamente están bombeando agua de mar para combatir el sobrecalentamiento.
Este lunes explotó el reactor número 3 de la central nuclear operada por Tokyo Electric Power. Este estallido, que expulsó una enorme columna de humo, siguió a uno similar ocurrido en el reactor número 1 el sábado.
Las autoridades aseguran que no hay riesgo de fuga radiactiva.
Con todo, el gobierno japonés ha insistido en que la planta no ha resultado dañada y que el nivel de radiación se ha mantenido por debajo del límite permitido.
Sin embargo, Estados Unidos dijo que ordenó a uno de sus portaaviones en la zona que se aleje del área tras haber detectado radiación a 160 kilómetros de la costa.
Según informaron las autoridades, la explosión dejó once heridos, uno de ellos de gravedad.
A los pocos residentes que todavía quedaban en la zona tras la evacuación de decenas de miles de personas tras el estallido del sábado se les ha pedido que se queden en sus casas como medida de precaución.
Desde el inicio de la crisis en la planta de Fukushima, 22 personas han sido tratadas por el efecto de la radiación.
Según la agencia de noticias japonesa Kyodo, tres de ellas expuestas a la radiactividad han sido enviadas a un segundo hospital, luego de que un primer intento de descontaminación no tuviera resultados.