11 dic 2010

¿Por qué no decir No Puedo?

Estamos todos bajo presión, qué duda cabe. Estamos a fin de año y hay muchas cosas por hacer, entre otras comprar regalos de Navidad.
Si bien creo que estas fiestas no pasan por estos últimos, y que lo central es entregarnos afectos para iniciar un 2011 con el corazón limpio y sano, muchos piensan que no se puede vivir esta fiesta sin comprar y a veces mucho.

Hace semanas en un noticiero de la noche mostraron una encuesta donde preguntaban cómo iban a  financiar los regalos de navidad. Quede tan impactada que le pedí a mis hijos que vieran la noticia en el próximo noticiero.
Todos y todas las encuestadas dijeron que iban a sacar un avance en efectivo, que ocuparían tarjetas de crédito, que usarían tarjetas de tiendas. No hubo nadie que dijera voy  a ocupar unos ahorritos que tengo o lo que me parecía más acertado y congruente nadie dijo que este año no podía comprar regalos. Que simplemente no los haría porque no puede!!!! Plop
Yo he tenido siete u ocho navidades sin poder comprar ningún regalo, porque no he podido. Claramente el costo social no es menor, pero me parece que uno no se puede endeudar para que la gente que uno quiere sonría un minuto, que es lo que se demora en abrir el paquete, para que después al día siguiente ni se acuerde cual fue mi regalo entre los demás y yo me quede con una deuda de varios meses o años por ese ratito.
Creo que el ejercicio de sentir que la vida de uno la controla uno desde la voluntad es un trabajo importante de desarrollo personal. Todos tenemos la sensación de que estas situaciones nos controlan la vida sin entender que somos nosotros los que debemos ejercer la voluntad en pro de una libertad interior que nos haga dedicarnos a las cosas de la vida realmente importantes.
Decir no puedo o preguntarse si de verdad uno necesita algo es un ejercicio espiritual que nos permite sentir que en control de la vida lo tenemos nosotros y no “el sistema” como tan cobardemente le llamamos para excusarnos de toda la responsabilidad y así caminar de victimas y no de protagonistas.
Todo esta reflexión no incluye a los que están tristes o han tenido un año difícil y simplemente no quieren subirse al carro del jojjojo. Porque tendríamos que obligarlos a andar contentos si no están en un buen momento.
Respetemos el “no puedo”, se y me consta que no es fácil , pero creo que el resultado en la congruencia y en la verdad genera una sensación de control maravilloso de nuestras vidas donde de verdad hacemos pleno uso del ejercicio de la libertad, donde se hace primero lo que se debe y después lo que se quiere.

Fuente: Pilar Sordo  

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